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Writer's pictureFernando Viveros

Presentación de Candidez por parte del autor.

Updated: Jul 21, 2023



Si trazáramos una línea de tiempo de la historia de la humanidad, la etapa más interesante y compleja es la que estamos viviendo. Es la que nos ofrece más elementos y condiciones para solucionar los grandes problemas de la humanidad pero que también conlleva los mayores riesgos en nuestra condición de humanos. El elemento disruptor, el parteaguas, lo que marca un antes y un después son las nuevas tecnologías (nanotecnología, infotecnología, biotecnología, inteligencia artificial y robótica) y su imparable y permanente innovación y desarrollo exponencial.





Todo esto se ha venido transformando en algo muy distinto y en algo que tiene implicaciones en prácticamente todas las actividades humanas. En lo social, en lo político, en lo religioso, en lo económico, en lo cultural.

Se han alterado nuestros patrones emocionales y por lo tanto de conducta, de consumo y de interrelación con los demás.

Nos ha modificado nuestra memoria y nuestra imaginación, pero también nuestra conciencia presente sobre el origen y destino de las decisiones que tomamos.

Por lo mismo, considero que la literatura contemporánea también se ve impactada por las nuevas tecnologías, no solo en su forma sino también en su contenido. Por eso, Candidez es una novela escrita en medio de la sociedad hipermoderna que convive con las nuevas tecnologías.

Imagínense ustedes si las nuevas tecnologías hubieran existido cuando se escribieron los grandes clásicos: Homero, que era ciego hubiera tenido la oportunidad de tener trasplante de córneas potenciadas. Paris hubiera detectado con drones con rayos ultra láser a los soldados que estaban en El caballo de troya en la Odisea; Telémaco y Penélope hubieran localizado con GPS o Waze o Google maps a Ulises y se hubieran ahorrado mucha tristeza en la Iliada; O el Quijote si le hubieren suministrado biotecnología para no tener la aparente locura que padecía y no recrear un mundo propio y ver a los molinos como gigantes, a las ventas como palacios, a las plebeyas como princesas y a los títeres como moros. O si Virgilio hubiera sido un cyber robotizado que acompañara a Dante a cruzar el infierno y el purgatorio hubieran llegado más rápido al encuentro de Beatriz en el paraíso. O si Julieta le hubiera podido avisar a través de un whattsapp a Romeo que su suicidio iba a ser fingido y que solo esperara a que se despertara.

En medio de este vértigo, con los algoritmos o instrucciones que los programadores le dan a las nuevas tecnologías, al internet y a las redes sociales, nos han podido conocer y nos van a llegar a conocer mejor cada vez más que lo que nos conocemos a nosotros mismos, con sensores biométricos.

Con ello tenemos y tendremos cada vez más, menor libertad en nuestra conciencia y con esto se activa la cadena que impacta nuestras emociones y sentimientos en la vida hipermoderna.

Con este antecedente, me decidí a escribir esta novela para expresar los distintas emociones, estereotipos y dilemas de la sociedad hipermoderna continente de las nuevas tecnologías.


A mayor velocidad, menor conciencia, mayor estrés e incertidumbre. Con la incertidumbre, viene la ansiedad y con la ansiedad el hiperconsumo. Y el hiperconsumo nos conduce a un narcisisismo e individualismo egoísta que impacta nuestras relaciones de amor, de amistad, de solidaridad. La vida hipermoderna es la era de la incertidumbre.

El deseo y la satisfacción inmediata de esa cadena de sucesión de deseos y necesidad inmediata de satisfacción se ha vuelto un patrón de conducta.

El presente es el tiempo que nos ocupa, el pasado ya fue y el futuro es remoto.

El otro no tiene relevancia porque predomina el yo,

La imagen viene sustituyendo a la palabra como principal vehículo de comunicación, predomina lo emocional sobre lo racional.

Las relaciones humanas se han vuelto (VTP), es decir: vólatiles, transitorias y precarias. El trágico consumir y desechar, el huir del compromiso y convivir por conveniencia. Los que tienen resuelto sus necesidades económicas se obsesionan por el exceso y la ostentación con indiferencia hacia los que carecen de lo mínimo generando en ellos escepticismo, resentimiento y amargura.

El amor y la amistad son igualmente inciertos y efímeros, sin ninguna responsabilidad hacia el otro, con miedo a establecer relaciones duraderas. Las relaciones personales son medibles en términos de costo-beneficio, siendo su mejor expresión el vínculo sin cara que ofrece la web y las redes sociales.

La sobredosis de información que aparece en la WEB provee el efecto contrario, porque de tanta que existe y la necesidad de selección y discriminación acabamos estando, muy probablemente de una manera intencional, desinformados, infoxicados.

Las redes sociales se vuelven generadores de existencia. El reconocimiento del otro depende de la exposición y visibilidad, de la autopublicidad. Las redes sociales provocan la aparición de buscadores obsesivos de reconocimiento.

La indiferencia es entendida como la peor humillación ya que regresa al ignorado a su estado original de soledad, a la terrible autopresunción de inexistencia.

La experiencia de la otredad hoy se da a través de las redes sociales.

A través de algoritmos nos llega la información que alguien decide qué tenemos que tener, las personas con las cuales debemos interactuar, los productos que debemos consumir.

El programador del algoritmo se ha convertido en el amo en la esclavitud hipermoderna.

Facebook es el centro comercial de productos que nos han impuesto consumir, la escuela de información predestinada y dirigida, el inductor y registro civil de relaciones.

El Smartphone es la extensión física de nuestras manos, Hemos perdido el invisible encanto de las manos libres, la cabeza erguida y la sonrisa con uno mismo.


Aparece el concepto de posverdad. Nuestra vida hipermoderna se ha vuelto un gran conjunto de ficciones, espejismos y relatos que representan nuestras emociones y nuestro sistema de creencias, que reducen nuestra ansiedad, y por eso nos la contamos o dejamos que nos la cuenten, las hemos encasillado en burbujas interiores y las hemos aceptado con candidez. La vida hipermoderna: burbujas de ficciones, espejismos y autorelatos que aceptamos con candidez.


Comentamos que candidez viene de la raíz etimológica de candere, lo que alumbra. Candela, candelabro, candente, candil. Con esta burbuja de ficciones e historias que nos contamos y nos autointerpretamos, alumbramos, con candidez, la oscuridad de la realidad hipermoderna que nos tocó vivir. Alumbramos con candidez la oscuridad de la incertidumbre de la vida hipermoderna.


Vivimos congruentemente con estas ficciones de buena fe y asumimos las consecuencias incluso sabiendo de antemano que puedan estar equivocadas o que no se ajusten a esa realidad externa.

Candidez es cómo decidimos sostener nuestra esfera de espejismos, ficciones o relatos para dar así sentido a nuestras vidas. Por ello, cada personaje de la novela viven sus propios espejismos, ficciones o relatos con candidez.

El que tiene poder político cándidamente cree que es independiente y que tiene el poder absoluto.

El que no lo tiene cree que lo puede llegar a tener.

El que tiene el poder económico cree cándidamente que su fortuna es inacabable y siempre en crecimiento.

El que tiene la tecnología cree poseer la llave de la evolución de la especie humana y de la inmortalidad.

El que cree en la ética y en el humanismo piensa que sus argumentos se impondrán sobre la realidad tecnológica y el hiperconsumo.

El que tiene una vida religiosa cree cándidamente que sus criterios religiosos convencerán a la tendencia transhumanista.

La madre sobreprotectora cree cándidamente que a través de la biotecnología y la programación genética podrá evitarle sufrimiento físico a sus hijos.

Los enamorados creen que su amor será eterno y los amigos que nunca se van a traicionar.

El adicto al uso excesivo de las tecnologías y a las redes sociales cree cándidamente que se autorescata de la soledad y que conserva su humanidad.

El memorioso cree cándidamente que en la posibilidad del recuerdo ilimitado encuentra la felicidad.

El Presidente de un país pobre cree cándidamente que se puede librar del poder económico trasnacional y de las presiones de los países poderosos y gobernar con libertad a favor de las mayorías.

La transhumanista cree cándidamente que puede llegar a enamorarse de un hombre natural.

Además de estos estereotipos, en el transcurso de la novela se plantean diversos dilemas en nuestra sociedad:

1) El imparable y permanente desarrollo exponencial de la tecnología. El imparable desarrollo de las nuevas tecnologías: Tsunami de la vida hipermoderna


2) Insuficiente regulación de los objetivos éticos en el control de la tecnología y sus posibles desviaciones hacia

a) el hiperconsumo,

b) la utilización con fines belicistas por dictadores o terroristas o

c) para construir mensajes y emociones de odio y discriminación.

d) Los Limbos de los límites éticos de las nuevas tecnologías se vuelven el paraíso de depredadores comerciales dictadores, terroristas y misántropos.



3) La interacción entre humanos mejorados con inserción tecnológica en sus cuerpos y humanos naturales.

a) La conformación de una élite de mejorados, no órganicos y de algoritmos con inteligencia articial autónoma de la inteligencia humana.

b) Del desplazamiento de fuentes de empleo por la inteligencia artificial y la robótica, de la

c) necesidad de reinventarse permanentemente y de

d) trabajar internamente para mantener la resiliencia y potenciar la inteligencia emocional y espiritual y el desaprendizaje de lo enseñado por los algoritmos.


4) La posibilidad de la capacidad de la libertad humana de decidir cuando acceder o retirarse del uso excesivo de las tecnologías y de las redes sociales y de persistir en el conocimiento de uno mismo con mayor capacidad de lo que lo hagan los algoritmos y

mantener la capacidad de disfrutar de la belleza, de la alegría compartida, de la capacidad de imaginar, amar y recordar de un modo natural, del agradecimiento, la empatía, la compasión y la solidaridad.


5) La sobrevivencia del amor genuino en medio del vértigo de la velocidad tecnológica, o si lo incierto y lo efímero son dos fantasmas que, con su espada desenvainada, vuelan sigilosos en círculos por encima del abrazo amoroso inocente, cálido y desnudo, listos para decapitar, sin piedad el amor y la esperanza.


6) La vida sin memoria no es vida pero con un exceso de memoria tampoco.

7) Vida sin muerte, vida sin fe.





8) La aspiración a la inmortalidad y la cercanía de la evolución de la especie humana

En conclusión esta novela, como una novela de ideas, trata sobre eso.:

Intenta propiciar claridad para la reflexión y elementos para participar en el debate global sobre el tema de la irrupción con vértigo de las nuevas tecnologías y cómo, aún en un mundo hipermoderno e hipertecnologizado, la vida es sueño y la percepción de la realidad sigue siendo un gran carrusel de espejismos, ficciones y relatos pero que, a pesar de todo, en tanto no evolucione la especie humana del homo sapiens al homo tech, hay retos para la sociedad hipermoderna y para los humanos en la hipermodernidad.

Los retos de la sociedad hipermoderna son:

1) EL mantener condiciones para la libertad natural de

a) disfrutar la belleza, la alegría compartida, la memoria y la imaginación, la empatía y la solidaridad.

b) acceso y retiro del uso de las tecnologías y

c) de decisión de insertar o no tecnología al interior del cuerpo.


2) La necesidad de fijar límites y controles éticos para el desarrollo tecnológico.

3) propiciar herramientas tecnológicas, algoritmos-vacuna que nos blinden contra la posibilidad de manipulación de emociones y decisiones y que sigamos teniendo toda la gama de opciones.

4) Fortalecer la capacitación, la reinvención laboral permanente y los esquemas de acceso laboral ante la irrupción de la inteligencia artificial

Los retos de los humanos en la hipermodernidad son:

1) Apreciar la vida con sus contrastes: virtudes y defectos, alegrías y tristezas, satisfacciones y adversidades, genialidades y limitaciones y con nuestra permanente voluntad de creación, decisión y acción.

2) Ejercer nuestra libertad de acceso o salida del contacto con nuevas tecnologías y de inserción de tecnología en nuestros cuerpos. .

3) Desarrollar nuestro autoconocimiento y nuestra conciencia de la influencia y posibilidad de manipulación de los algoritmos.

4) Propiciar relaciones genuinas y sensoriales por encima de las relaciones uso desecho digitales.

3) Enseñar esta libertad a las nuevas generaciones. Propiciar la imaginación y el asombro permanente a través de la lectura compartida.

4) Fortalecer nuestra capacidad de reinvención profesional-laboral ante el vértigo del cambio.

5) Trabajar permanentemente en nuestra capacidad emocional de resiliencia.

Estas reflexiones son la base de lo que intenta propiciar la lectura de mi novela Candidez : dar luz a esta vida hipermoderna y mantener el sentido a nuestras vidas.

Muchas gracias.



CITAS


“Ha sido demasiado inocente, muy cándido. Llegó donde está sin la malicia o la sumisión a la que ella está acostumbrada. Construyó en su mente la esperanza de poder expresarle sin cortapisas su manera de ver el mundo, y recibir su apoyo desinteresado para poder realizar lo que aventuradamente se comprometió a hacer. Está en medio del contraste entre la desbordada expectativa y el contacto con su cruda realidad.”

“Le altera tener que comunicarse digitalmente a la distancia. Hubiera preferido el contacto personal, sentir la piel de su mano, ver la pupila de sus ojos, oler su cuerpo. Ella lo observa con los párpados entrecerrados y sonríe levemente. Se sabe en control total de la conversación.”

“Una parte de él tiene un brillo fresco en los ojos, imagina un futuro distinto al presente que ahora vive y está convencido de que es posible lograrlo a pesar de cualquier obstáculo. La fluctuación también lo habita y no se va de su mente ni de sus emociones, porque carga la pesada lápida de la incertidumbre y por eso se cuida con el autoexilio del silencio a la medida, del mudo despecho y la agridulce ironía. Transita en un permanente vaivén entre la candidez y la desconfianza, entre querer quedarse y tener, fatalmente, que despedirse.” “No se resigna a la melancolía del recuerdo de su región desgarrada por fronteras amuralladas, de sus familias rotas y de este amargo sinsentido que percibe. Por eso aspira a reinventar una historia y a construir un futuro anunciado aunque no entienda la magnitud de los retos y las amenazas que tiene a su alrededor. No obstante, sigue siendo propenso a respirar rápido y querer acción al sentir en su pecho la vibración de los tronidos que anuncian sus tormentas interiores.”

“Confía ciegamente en sus intuiciones. Ha comprobado una y otra vez, la veracidad de la voz interna que lo aconseja y ha sufrido también las fatales consecuencias de ignorarla. No puede hacer reverencias ni estar de acuerdo sin expresar lo que piensa y lo que siente; sin tener la oportunidad de demostrar las conveniencias prácticas de lo que defiende. Necesita desde su entraña libertad para ser congruente. No puede fingir ni conceder por conveniencia social ni mucho menos, por corrección política.”

“Controla su respiración y guarda silencio. Observa el rostro de ella y alcanza a notar que, detrás de esa cara autoritaria y llena de poder, hay una sonrisa ingenua que le despierta curiosidad. Se despide con el ímpetu de querer hacer mucho, la impotencia de no saber con detalle cómo, pero con su inexplicable obsesión de nunca darse por vencido.”

“Salvador Leal no puede negar que la computación en la nube y el internet de las cosas y de los servicios han modificado casi todas las conductas humanas, pero se resiste a aceptar con sumisión que cambien la suyas. En silencio sabe que se ha perdido el invisible encanto de las manos libres, la cabeza erguida y la sonrisa con uno mismo.”

“Lo bueno es que esta aberrante realidad jamás pudo robarme el sentido del humor: mi principal bálsamo para tomar distancia, relajarme y disfrutar el lado cómico y absurdo de las situaciones de todos los días. Me fui convirtiendo en ágil verdugo y carnicero de la solemnidad y la hipocresía para aliviar la tensión latente que, como nube negra, flotaba en el ambiente.”

“Tenía enfrente la posibilidad de intentar propiciar los cambios que la gente pedía a gritos en la calle, en las fábricas, en el campo, en las universidades, en las escuelas, en las sobremesas de las comidas familiares, en los transportes públicos. Pero por el otro lado, sabía que me enfrentaba ante los grandes intereses y que tendría que navegar entre ellos en medio de una extenuante e interminable tormenta.”

“Me hacía preguntas que daban vueltas en mi cabeza zumbando como abejas: ¿No acaso era mejor seguir criticando desde la comodidad de la torre de marfil de las redes sociales y del café de sobremesa? ¿Por qué correr el riesgo de ser criticado, bloqueado, corrompido, marginado, aniquilado?”

“Traté de utilizar palabras como solidaridad, pasión y servicio como el mágico elixir que me justificara la decisión de continuar con mi autoinmolación pública pero su sonido resultaba un eco lejano interrumpido por el ruido, que ya tenía enfrente de mí, de los tambores de guerra que arengaban las contrastantes e impostergables posibilidades de la condición humana.”

“Aparece, melancólicamente, el canto de la música que la protege, y con ella recibe el regalo de la palabra, su palabra, con la que puede hablar, preguntar, pedir, llorar y agradecer. La palabra con la que puede hacerse entender y sentir que ella está en todo aquello que dice. Descubre que las cosas y las personas a su alrededor tienen un nombre y que las puede imaginar a su voluntad con tan sólo nombrarlas.”

“Nunca más volví a ver a mi padre, ya debe estar muerto debajo de la lápida de sus remordimientos. Casi no pienso en él. Para mí, ya no es. Su recuerdo en esa playa junto a mi madre y jugando con nosotros en la arena se disuelve como la espuma de las olas del mar en esa playa que veo desde mi terraza.”

“Cierro los ojos y dejo que el recuerdo de su sonrisa y sus palabras se graben en mi memoria, mezclándose con mis silencios y deseos aún sin pronunciar. A partir de esa tarde, así, de repente, y sin podérmelo explicar, se fugan las palabras de mi boca y me crecen incontroladamente as vontades de voltar a ver-lhe.”

“Nos acercamos, queremos volver a sentir el calor y el aroma de la piel. Nos miramos a los ojos y tratamos, sin lograrlo, de encontrar en nuestras pupilas la invisible seguridad de la certeza. Los dos sentimos un hueco en el estómago lleno de una extraña combinación de alegría e incertidumbre por mi embarazo y, sin decirnos nada, intercambiamos suspiros presagiando la llegada de una desconocida responsabilidad y empezamos a construir expectativas. Somos las sensaciones que tenemos y la química de nuestros cuerpos se encarga de producir esta extraña combinación de preocupación y placer.” “Nos volvemos a abrazar y sentimos que lo incierto y lo efímero son dos fantasmas que, con su espada desenvainada vuelan sigilosos en círculos por encima de nuestro abrazo inocente, cálido y desnudo, listos para decapitar sin piedad, nuestros amores y esperanzas.”

“He sido mudo testigo de la profundidad de su tristeza, del vacío que siente y de los imprevistos y silenciosos arribos de la melancolía a su vida, tal como lo hacen las ráfagas de lluvia que, sin avisar, llegan y mojan y, de pronto, sin despedirse, se van.”

“ ―No sé si aprendí, amé o viví lo suficiente. Las cosas que adquirí ya no me sirven ahora para nada. Sé que he de morirme pronto aunque tú y los doctores digan lo contrario. Quieren darme un sorbo de esperanza aunque yo sé que fatalmente vendrá otra vez el olvido sin que perciba el transcurso del tiempo. ¡Si tan sólo pudiera recordarlo! A veces necesito alguien que me abrace como cuando yo era niño. ¡Volver a imaginar y a sonreír con la inocencia y con la transparencia de entonces! Eso estaría bien. Alguien que acariciara mi frente. ¡Si al menos toda esta antesala fuera más rápida! ¡Ya no puedo ni llorar!¡Que venga de una vez la muerte si es que existe! No sé cómo será pero mantendré mis ojos muy abiertos―. No dice más y se queda mirando a través de la ventana.” “Sin saber cuánto tiempo ha pasado, observo cómo mi padre sigue sentado, sin inmutarse, sin dolor en el corazón, con su atención fija en el horizonte, ausente, a través de esa ventana. Sus ojos se cierran y se abren con suavidad, como si con sus párpados acariciara cada instante que le queda de esa vida sin recuerdos. Camino un poco, mis piernas me pesan como si fueran de cemento y antes de cerrar la puerta del departamento, vuelvo a sudar frío y siento en la entraña y en la boca el amargo sabor de la cruel orfandad anticipada.

“¿Es cuestión de memoria, de inteligencia racional o de inteligencia emocional? ¿No es indispensable la libertad y el talento humano y una inteligencia integral para imaginar, para crear y para instrumentar soluciones?”

“Nadie sobrevive sin el otro: es la única manera de paliar la autopercepción de la vulnerabilidad como el principal rasgo humano, y de la consiguiente necesidad de protección. Lo invade un profundo sentimiento de nostalgia pero también de convicción por la condición humana, tal como él y Salvador Leal la entienden: una vida con virtudes y defectos, alegrías y tristezas, satisfacciones y adversidades, genialidades y limitaciones y, por supuesto, con caminos que empiezan y destinos que concluyen.”

“Concluimos que a nadie le interesa ser amigo de quien demuestra no querer serlo de nosotros. Alguien interrumpe la conversación y dice que la comida que hay es el largo sendero para llegar a las obleas rellenas de arequipe, el quindim y la mazamorra morada. Nos reímos y regresamos al bullicio, a las pláticas cruzadas, las risas ruidosas y alzamos nuestras copas para brindar por esos amigos fugaces y por la intención compartida de cultivar este oasis de amistad.”

“Somos amigos pero no pertenecemos a nadie ni nadie nos pertenece, Nos vemos en los ojos de los amigos y ellos se ven en los nuestros, y así coincidimos en este mundo de varias orillas, de cercanías y distancias. Comulgamos con la gratitud: la maravilla de poder dar las gracias sobre el dar del otro y que uno recibe. Nadie conoce cómo será nuestro futuro, pero en esta noche nada puede impedir que sigamos bailando y cantando; comiendo y bebiendo, conversando y abrazándonos. Así somos y nunca dejaremos de ser así.” “¿Se puede acaso hablar de orfandad de hija? Nunca. Imposible. Es tan hondo el dolor que ni siquiera existe la palabra precisa para expresarla. Nadie ha tenido el valor de inventarla. Solo un padre o una madre devastados por la tristeza de sentir próxima la muerte de su hija, que en el fondo es sentir en vida la soledad de la propia muerte, puede comprender ese sentimiento. Ninguno de los dos conocemos las respuestas; de hecho, no las hay. El tiempo transcurre más lento que nunca, parece que los segundos duran minutos enteros.”



“Salvador ¿cómo queremos que sea nuestro bebé: un ser humano concebido por amor, al que amemos de manera incondicional, sin importar sus condiciones de inteligencia y belleza; o, ¿por el contrario, una persona diseñada a la carta con lo que nosotros nos imaginamos que son las mejores cualidades físicas o intelectuales? ¿Por qué actuar intrusivamente, sin considerar su voluntad? ¿Qué pasaría si no estuviera de acuerdo con las características que nosotros le seleccionamos? ¿Por qué quitarle la satisfacción de vencer los retos que la vida le presente y sonreír orgulloso de sí mismo?



“Con esta candidez, en esta biblioteca tan llena de mitos y claroscuros, de fuego y de viento y de permanente soledad, aunque sea por un solo instante, me siento en ebullición y sé que tengo una vida extraordinaria. Una vida que me ha permitido apreciar sus contrastes: la luz y la oscuridad, la alegría y la tristeza, la incertidumbre de vivir en un mundo incierto y efímero y la certeza de saberme que cada partícula de mi ser es parte de ese incomprensible universo.”



“Ojalá entiendas, que nosotros también esperamos el futuro con los ojos abiertos y con los pies en la tierra, pero antes de que evolucione la especie humana, la historia, nuestra historia y nuestro presente, estarán cambiando. Bajas con suavidad la vista y tus mejillas se sonrojan. No puedes negar que, aunque te sorprenda e incomode mi actitud, en el fondo te gusta. Sabes bien que nos volveremos a ver.”



“Recuerdo cada instante con absoluta nitidez y puedo volver a ver tu imagen dentro de mí y detenerla, para apreciar cada movimiento, cada gesto y cada sonrisa. Sé que es imposible nuestro amor, pero justo así lo quiero. Sin ninguna expectativa para que no se nos escurra como agua tibia entre los dedos de las manos.”

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